Al ritmo de mariachi, más de cien personas expresaron su inconformidad en Puerto Vallarta. La razón: la inminente clausura de un restaurante emblemático con más de 35 años de historia, desencadenada por quejas de residentes extranjeros.
El restaurante, regentado por Julio César Castillo, chef y propietario, recibió una suspensión definitiva tras ser demandado por vecinos norteamericanos ante un tribunal administrativo. Estos alegan que la música mexicana tocada en el local perturba su calidad de vida.
Julio César Castillo declaró que el cierre afectará no solo a su equipo de empleados, que incluye meseros, cocineros y personal administrativo, sino también a trabajadores indirectos generados por el negocio.
Músicos locales, como José Ángel Román, quien toca el arpa, expresaron su temor ante la posible pérdida de empleo derivada de esta medida. Advierten que esto podría establecer un precedente negativo que impacte en la libre práctica de su labor.
Ante lo que consideran una injusticia, los ciudadanos vallartenses han iniciado una campaña en redes sociales para recoger firmas. Su objetivo es exigir a las autoridades que se respete y proteja la rica cultura mexicana que caracteriza a Puerto Vallarta.
Andrea Mendoza, una de las organizadoras de la recolección de firmas, destacó que la movilización no busca fomentar la xenofobia, sino promover el respeto por la identidad y la música mexicana.
Los músicos instan a que sean los mexicanos quienes determinen lo que es culturalmente válido para su país, sin permitir que extranjeros impongan criterios que afecten su forma de vida y trabajo, por lo que protestaron al ritmo del mariachi.
Según un comunicado del Fideicomiso de Turismo, Puerto Vallarta se había posicionado como un destino atractivo para nómadas digitales.